En la mente de Billy Corgan: ‘Mellon Collie’, el gran disco de Smashing Pumpkins

Qué duda cabe que Billy Corgan es un personaje peculiar. Cantante, compositor y líder de Smashing Pumpkins, empresario y productor de Wrestling (lucha libre ficticia), doblemente padre a los 50 años, extremadamente inquieto, melómano y megalómano. Su difícil infancia, en la que tuvo que lidiar con dos divorcios por parte de su padre y terminó viviendo con su madrastra (de la que, según afirma, sufrió maltratos físicos y psíquicos), le han llevado a padecer de ansiedad, depresión, ataques de pánico, trastorno obsesivo compulsivo, ideas suicidas y autolesiones.

Todo esto formó una personalidad compleja que, afortunadamente, fue capaz de canalizar hacia el mundo de la música, creando una banda mítica y una música poderosa y ecléctica, que tuvo su punto culminante en aquel Mellon Collie and the Infinite Sadness, uno de los grandes discos de lo que denominó grunge (aunque Corgan nunca se sintió cómodo con esta etiqueta).

El origen de una personalidad difícil y el éxito de los ‘Smashing Pumpkins’

Billy Corgan creció en un entorno familiar difícil y desestructurado. Sus padres se divorciaron cuando aún era muy joven. Su padre se volvió a casar y a divorciar, lo que acabó con un joven Corgan viviendo en casa de su madrastra con su hermano (por parte de padre y madre) y su hermanastro (fruto de esta segunda relación de su progenitor), un niño con necesidades especiales al que estaba muy ligado y con el que desarrolló una relación extremadamente protectora. Con sus pares biológicos viviendo a una hora de distancia, Corgan afirma que sufría maltratos psíquicos y físicos por parte de la madrastra.

Esto tuvo como consecuencia una juventud complicada, siendo un estudiante retraído y acomplejado. Aunque era bueno en deportes (algo muy importante en los high schools norteamericanos), su verdadero refugio resultó ser la música. Después de montar una banda, The Marked, con la que no tuvo éxito, lo consiguió con la formación de los Smashing Pumpkins, grupo de Chicago al que se asoció inmediatamente con el emergente grunge de Seattle. Sin embargo, tanto Gish como Siamese Dreams, sus dos primeros discos presentan un sonido más oscuro, complejo y misterioso que bandas como Nirvana, Green River o Pearl Jam.

Un Billy Corgan exhausto e inspirado tras ‘Siamese Dreams’

La grabación de Siamese Dreams, el disco anterior al Mellon Collie, estuvo plagada de tensión entre los miembros de la banda, con Billy haciendo prácticamente todo el trabajo casi en solitario, el batería Jimmy Chamberlin profundizando en sus adicciones (que le llevarían un par de años después una sobredosis, en la que murió el teclista de acompañamiento de la gira) y James Iha y D’arcy complicados en una historia de amor que después romperían. A pesar de ello, el disco fue un rotundo éxito que les catapultó a lo más alto.

La agotadora gira que siguió les tuvo 13 meses tocando en decenas de ciudades por todo el mundo, en los cuales las tensiones entre ellos siguieron aumentando. Cuando volvieron a casa, Corgan daba prácticamente por finiquitada la banda. Aún así, a los tres días de su vuelta empezó a componer para el que sería (o eso pensaba) el disco de despedida de la formación. Llegó a escribir más de 50 canciones, no se sabe si en un alarde de inspiración, en un acto de egocentrismo de su compleja y maniática personalidad, o en una personal huida hacia delante.

‘Mellon Collie’, un álbum conceptual para la ‘Generación X’

Desde el principio, su idea era la de que fuera un álbum doble. Quería que las canciones tuvieran algún tipo de relación conceptual, algo así como el ‘The Wall de la generación X‘, aunque no tenía nada claro cuál podría ser el nexo de unión entre ellas. En las letras, el cantante descarga gran parte de sus inseguridades, su frustración por una juventud en la que era el bicho raro del barrio y un sentido pesimista y doloroso de la vida. Eran temas para esa (post) adolescencia triste y rabiosa, enfadada con un mundo desbocado irremediablemente a su propia perdición, pero con un halo épico y romántico, a caballo entre el sufrimiento y el éxtasis (como lo definía el gran Chema Rey en su mítico Bulevar de Radio 3), que las bandas de grunge al uso.

En realidad, las canciones no se puede decir que tengan un hilo conductor. Ni siquiera poseen una unidad estilística, alejándose cada vez más tanto del sonido grunge que popularizaron Nirvana y compañía como del que ellos mimos habían creado en los discos anteriores . Al contrario, el disco posee una variedad que refleja las muchas obsesiones musicales de su compositor: una obertura minimalista, al que sigue Tonight Tonight, tema épico y glorioso, unas guitarras desgarradoras y rabiosas (pero nítidas y certeras) en la mayor parte del álbum, y un puñado de canciones íntimas, desnudas y acústicas o medianamente experimentales.

La enigmática portada del álbum

La primera idea de Corgan era que el álbum tuviera dos partes, una por cada disco, y que estas representaran el día y la noche. Lo cual, como concepto, no deja de ser bastante pobre. La idea para la portada era igualmente vaga, y bastante alejada del espíritu rabioso y, a la vez, intimista, del disco: Corgan quería una foto del grupo en un estilo victoriano. El problema, al parecer, estuvo en el precio que el fotógrafo les plantó por delante. Después de ese fiasco comenzó la búsqueda de un diseñador que estuviera a la altura de las extrañas ideas del cantante. El elegido fue John Craig, un artista cuyos collages parecieron adecuados para la banda.

Bocetos de Billy Corgan para la portadaAún así, el trabajo con su siempre difícil líder no había hecho más que empezar. Corgan se sentía atraído por la idea de imágenes celestiales, y también quería probar algo como las figuras que adornaban las proas de los antiguos veleros. Desde el primer momento, ambos trabajaron codo con codo. Billy aportaba las ideas, hacía bocetos y se las mandaba por fax, y Craig le enviaba sus ideas de vuelta. El resultado final consistió en un collage en el que se mezclaban dos pinturas muy dispares. La cabeza pertenece a Suvenir, de Jean-Baptiste Greuze, pintor francés del siglo XVIII, y el torso de Santa Catarina de Alejandría, del renacentista Rafael. Como anécdota, tanto Craig como Corgan pensaban que el pintor italiano había dispuesto la cara y las manos de la figura representando claramente una masturbación.

Pinturas de Rafael y Jean Baptiste Greuzel
Pinturas de Rafael y Jean Baptiste Greuzel

De la colaboración no solo surgió la portada, sino toda una serie de icónicas imágenes que representaban extraños animales fumando, volando o jugando al baseball, o bellas doncellas paseando de forma bucólica en paisajes de colores exagerados, además de las ilustraciones del sol y la luna que servían como cobertura a ambos CDs, muchas de ellas surgidas de la imaginación de Corgan y de la pluma y el cutter de Craig:

Boceto de Billy Corgan y diseño final
Boceto de Billy Corgan y diseño final

Del ‘grunge’, al romanticismo

De este modo, el Mellon Collie empezó a adquirir una dimensión más o menos conceptual. En realidad, no es que hubiera un nexo común entre las canciones, un tema o el desarrollo de una trama. Sin embargo, quienes lo compramos en su día recibimos desde el primer momento un cierto halo enigmático, romántico, arcaico y mitológico. El contraste con la imagen anterior de grupo, mucho más cercana al rock alternativo de los 90, es evidente. Algunas canciones, como Bullet with butterfly wings (su primer single), sí tenían mucho que ver con el grunge:

Pero no así la mayor parte de las canciones, a lo que se suman aquella portada, un libreto repleto de extrañas imágenes y símbolos, la enigmática poesía de las letras de las canciones (aunque siempre con un espíritu adolescente), que hacían pensar que la música poseía misteriosos y místicos mensajes ocultos.

El apoteósico videoclip de ‘Tonight Tonight’

Por supuesto, a Billy Corgan le gustó este juego de enigmas sin revelar a través de los iconos, las imágenes y las canciones. Así que siguió usándolo suyas en las portadas y libretos de sus dos grabaciones siguientes, Adore (donde sí consiguió fotos de estilo más o menos victoriano) y el espectacular Machina.

Y también en el videoclip de Tonight Tonight, uno de sus singles y emblema de los Smashing Pumpiks. Aunque en un principio se sintieron bloqueados y no encontraban ideas que volcar en su desarrollo, las imágenes que había creado John Craig recordaban tanto al periodo inicial del cine y sus colores manualmente saturados (especialmente al gran mago George Méliès), que el vídeo es una versión libre de aquella maravillosa película Viaje a la Luna:

Smashing Pumpkins rozarían el cielo con este disco. Vendieron millones de copias, se hicieron una de las bandas más grandes del planeta ‘alternativo’ de entonces. Y Billy Corgan consiguió, durante los siguientes años, ser el líder de masas enfervorecidas. Que, probablemente, es lo que es lo que siempre quiso ser.

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